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Historia de los vertebrados

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Este mes leemos:

La historia de los vertebrados 

Con la presancia de la autora Mar García Puig

Editoriales:

La història dels vertebrats ( La Magrana)

La historia de los vertebrados (Ramdom House) (*)

¿Por qué hemos escogido este libro?

  • Porque nos gusta ponernos y poneros retos y teníamos ganas de salir de las novelas que explican historias para ir, por una vez, por un camino menos transitado.

  • Porque una de las preguntas que nos haremos a lo largo de la lectura es si el libro es o no, una novela. Y podremos hablar de aquello tan de actualidad literaria como los límites del auto ficción.

  • Porque el libro aborda de una manera valiente temas que han estado tabú durante mucho de tiempo, como es la verdadera relación de la mujer con la maternidad y la salud mental.

  • Porque nos parece muy interesante como la autora, partiendo de una experiencia personal rastrea a través del tiempo y de la historia situaciones y momentos que, de una manera críptica y escondida, nos estaban explicando el que hoy, la autora aborda de una manera sorprendentemente abierta.

  • Porque contaremos con la presencia del Mar García Puig y podremos hacerle las preguntas que un libro tan diferente nos ha planteado.

  • Porque, en su condición de mujer ex-diputada, nos puede también explicar hasta qué punto el hecho de ser mujer, madre y política añade o no, dificultad a las tareas de cada una de estas condiciones vitales.

  • Porque el libro es un recorrido histórico y literario sobre la maternidad y la locura que nos pone sobre la pista de un montón de lecturas interesantes.

    (*) La versión castellana la podéis encontrar a la Ebiblio.

Una cata....

El 20 de diciembre de 2015 me convertí en madre y enloquecí. Cerca de la medianoche, en una sala blanca del hospital barcelonés de Vall d’Hebron, una cabeza asomaba fuera de mi cuerpo como un fuego en medio de una zarza. Mientras empujaba, me pareció ver en las molduras del techo un dragón que, cuando el bebé estalló en un sonoro llanto ya en brazos ajenos, huía por la ventana y con su cola arrastraba las estrellas de esa noche clara para dejarlas caer con un golpe seco sobre el suelo. Sin darme apenas cuenta, distraída pensando en quién iba a limpiar ese desastre de astros, tenía a mi hija contra mi pecho, gelatina y milagro. «Solo un segundo», me dijeron, y al arrebatármela apretaron fuerte mi barriga. Aún no estábamos. Seguí alumbrando ese fuego y vi entre mis piernas una segunda cabeza. Me sorprendió otro llanto que, fundiéndose con el primero, se filtró con el estruendo de mil cataratas por las grietas del paritorio. Desde lo alto, me dieron a mis hijos, uno a cada lado. Y quise contarles los dedos, los de arriba, los de abajo. Cuando llegué a los veinte, les besé el meñique de esos ínfimos pies de metal acrisolado.
Parpadeé y de repente ya no los tenía. Miré de lado a lado. ¿Habrían vuelto a la barriga? ¿Habrían sentido desagrado por el mundo que les había tocado? Pero bajo mis pechos todo era vacío. Un médico al que no había visto jamás se me acercó. Los mellizos iban rumbo a la incubadora, donde las máquinas terminarían la labor que mi vientre había dejado inconclusa. «Los dedos están todos», le avisé.
Cuando el cortejo de médicos desapareció, se me reveló una realidad en la que no había pensado: yo había dado a luz a un nuevo mundo, porque aquel en el que mis hijos no existían había desaparecido, y hoy empezaba todo. El parto había abierto la puerta que conecta el ser y el no ser, la vida y la muerte, la luz y la oscuridad, y yo ya no la podría cerrar nunca.
En 1942, la poeta Silvia Mistral escribió después de parir a su hija: «He vuelto de la muerte y no he rezado a Dios». Yo tampoco recé a Dios, pero de la muerte volví solo a medias.
Los griegos creían que nuestras vidas estaban en manos de tres hermanas, temidas y detestadas por igual, las Moiras, a cuya voluntad el mismísimo Zeus estaba sometido. Hijas de la Noche y de la Oscuridad infernal, estas tres ajadas damas explican, desde el eco de la historia, que nuestras vidas pendan de un hilo. La más joven, Cloto, teje el hilo de la vida; Lachesis hace girar el huso, donde añade al dorado hilo estambre blanco para los días felices y negro para los infelices, y, por último, Átropos, la más terrible, corta el ovillo con sus brillantes tijeras y decide el momento de la muerte. En el día de su boda, las novias griegas intentaban aplacarlas con mechones de sus fértiles cabelleras. Hoy en día las tres hermanas dan nombre a tres asteroides que orbitan entre Marte y Júpiter. No las vemos, pero desde el negro universo siguen hilando.
Durante mi vida, la mayor parte del tiempo conseguí olvidarme de las Moiras. Imprudente, conservé todos mis mechones. Pero, en medio de la desmesura del parto, las tres viejas prorrumpieron a gritos en la sala sin que nadie excepto la nueva madre las viera.
Los hombres expresan asombro por el dolor que soportamos las mujeres al dar a luz. Pero poco o nada se habla de ese camino que emprendemos y en cuyo final vemos la tierra sin retorno en la que nosotras y a lo que hemos dado vida seremos polvo. Porque, al engendrar la próxima generación, las madres confirmamos nuestra propia mortalidad, pero sobre todo asumimos un riesgo de pérdida del que jamás podremos desprendernos. En el momento en que el doctor puso por primera vez a mis hijos contra mi pecho, cuando lo que no era se tornó hueso, carne y sangre, lo supe: un día las tijeras de Átropos cortarían el hilo y la separación de mis hijos sería inapelable. Y eso yo no era capaz de aceptarlo.

Fecha:

25 de abril de 2024
de 18:00 a 20:00 horas

Idioma:

Catalan

Lugar:

UNED Barcelona
Av. Rio de Janeiro, 56-58
08016 – Barcelona

Coordina la actividad:

Glòria López Forcén

Lugar:

Aules 6 – 7

Esta actividad (gratuïta) requiere inscripción prévia:

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Más información en el Centro:

UNED Barcelona
Av. Rio de Janeiro, 56-58
08016 Barcelona
93 396 80 59
activitats@barcelona.uned.es