Las lecciones que incluye el curso son 15, cada lección se desarrollará en dos horas, lo cual completa las 30 horas lectivas.
1. Gobernar el País de las Dos Tierras: faraones masculinos y femeninos.
La palabra “faraón” procede del egipcio per aa, es decir, la “casa grande”. El rey estaba en la cima del poder político, social y religioso. Era hijo de Re y de una mortal, por lo tanto, un personaje divino cuya mera existencia aseguraba la prosperidad y el orden: la maat. Su vida estaba muy ritualizada y el mero hecho de tocarlo le podía suponer un riesgo letal a cualquier humano. Habita en el palacio real, aunque su vida es itinerante: en su barca real recorre el país por el Nilo, de la misma forma que Re recorre el cielo diariamente en su barca solar. El faraón es la manifestación de Horus, el dios halcón de la realeza, y cuando muere se convierte en Osiris, el padre de Horus y señor del Inframundo. La monarquía egipcia responde a un arquetipo masculino, pero en momentos puntuales hubo reinas que actuaron como un faraón.
2. La maternidad en Egipto: concepción, embarazo y parto.
Disponemos de poca información sobre las mujeres egipcias, y aún menos sobre las madres. Lo que sabemos procede de referencias secundarias y están mediatizadas por la cultura escrita, en manos de mentes masculinas. Por supuesto, conocemos mucho mejor a las mujeres que estaban emparentadas con hombres privilegiados: las vemos sentadas al lado de sus maridos e hijos, en las paredes de las tumbas y en las estatuas, y queda claro que es su condición de madre la que integra a las mujeres en la sociedad y las dignifica. A través del análisis de las fuentes escritas y arqueológicas, además de la etnografía comparada, nos acercaremos a los esperanzados pero peligrosos caminos de un embarazo y un parto en el antiguo Egipto.
3. Los dos extremos de la vida: ser niño y ser anciano en el antiguo Egipto.
Las referencias directas sobre la infancia egipcia son escasísimas, de manera que todo lo que sabemos hemos de inferirlo a partir de las representaciones artísticas y las menciones secundarias. Analizaremos el prototipo de figura infantil que vemos en el arte (desnudo, con el dedo en la boca y un ave en la mano), hablaremos de los bebés y sus nodrizas, de los juegos infantiles y de los pocos privilegiados que podían asistir a una escuela a aprender a leer y escribir.
4. ¿Qué comían y qué bebían los egipcios?
La comida y la bebida es un elemento muy habitual de los relieves funerarios egipcios, en los cuales vemos mesas de ofrendas repletas de viandas para el Más Allá. Por otra parte, uno de los elementos que más llama la atención de los yacimientos predinásticos egipcios es la preparación de la cerveza, la bebida más consumida en el País del Nilo. En Egipto se cultivaban muchas variedades de legumbres, verduras y cereales, el río y el mar proporcionaba pescado en abundancia, todo ello, junto con las carnes blancas y rojas, integraron los alimentos de los banquetes de las clases privilegiadas, en los cuales, además de la cerveza, se contaba con el excelente vino levantino.
5. Ser obrero de las tumbas: de las pirámides de Guiza a las tumbas del Valle de los Reyes.
Mucha gente cree, a través de las películas y la cultura popular, que las pirámides fueron construidas por esclavos. Pero los hallazgos más recientes han demostrado que se trataba de obreros del Estado, contratados y bien alimentados, que trabajaban en turnos de tres meses: los grafitis encontrados en las pirámides así lo indican. A través de la excavación de la ciudad en la que vivían (muy cerca de las pirámides) y de las necrópolis en las que están enterrados, sabemos que disponían de atención médica de calidad, a juzgar por las fracturas bien soldadas e incluso las amputaciones. En cuanto al poblado de los artesanos que decoraron las tumbas del Valle de los Reyes, disponemos de abundante información para conocer las relaciones laborales del momento.
6. Vamos de fiesta: joyería y vestidos en los banquetes egipcios.
El lino será la fibra por excelencia de las vestimentas egipcias. Es de lino la prenda tejida más antigua del mundo: una finísima camisa de lino plisado, con escote en V, que se conserva actualmente en Londres y que fue hallada en el yacimiento egipcio de Tarkhan. El arreglo personal y el adorno corporal forman parte del ADN egipcio: en la cultura neolítica de Badari y posteriormente en las culturas predinásticas se hace evidente que el cuidado del cuerpo, tanto de los vivos como de los muertos, su adorno con tatuajes, plumas, amuletos y joyas de todos los colores y materiales, constituía una parte indispensable de su relación con el mundo invisible y de la vida social.
7. La vida de las reinas egipcias: de faraón a madre de rey.
Desde el Reino Antiguo, el estatus de las mujeres reales se definía en función del rey (Madre del Rey, Esposa del Rey, Hija del Rey). Eran ellas las madres de los futuros faraones, cuando Re o Amón, según el período histórico, adoptando la apariencia del faraón, visitaba a la Gran Esposa Real en su alcoba y la dejaba embarazada del heredero. Las reinas eran la madre de un dios, sin embargo, tenían vetado el papel de faraón, puesto que el arquetipo de la monarquía era masculino. Sin embargo, conocemos algunas reinas que consiguieron alcanzar la cúspide del poder. ¿Cuáles eran sus símbolos de realeza? ¿Qué papel desempeñaban las reinas en la liturgia del poder y en los rituales públicos? ¿Hubo reinas extranjeras en Egipto? En esta lección analizaremos todos los aspectos relacionados con las públicas y privadas de las reinas egipcias.
8. Los sacerdotes: la comunicación con los poderes ultraterrenos.
El sacerdote supremo de Egipto era el faraón. Era él quien disponía de comunicación directa con los (demás) dioses. Ante la imposibilidad de estar presente en todos los templos del país, fue necesario que otras personas pudieran ejercer de sacerdotes. Excepto en los grandes santuarios, que necesitaban un culto especializado y permanente, hasta el Reino Nuevo los sacerdotes no se “profesionalizaron” ni trabajaron a tiempo completo. Su misión era llevar a cabo en el templo el ritual diario de cuidado, ofrenda y adoración de la estatua del dios, y también oficiar los rituales extraordinarios que se realizaban en las fiestas señaladas. Su aspecto los identificaba: llevaban todo el cuerpo afeitado y vestían de lino blanco inmaculado.
9. Las tumbas de los funcionarios del Reino Antiguo: las mastabas.
La mastaba será la tumba característica del Reino Antiguo. Será utilizada por reyes y funcionarios, aunque a partir de la III dinastía los reyes se enterrarán en pirámides. Constaba de una parte subterránea (cámara funeraria), una aérea (capilla para ofrendas y falsa puerta) y un pozo que unía ambos ámbitos. En esta lección conoceremos todo el programa iconográfico de las mastabas del Reino Antiguo, las tumbas por excelencia de los funcionarios más cercanos al rey, donde se enterraron con sus familias. Las pinturas y los relieves de sus paredes constituyen una fuente inagotable de información sobre el trabajo en los campos, el cuidado y el tratamiento de los rebaños, la caza en el desierto, las actividades artesanales, así como la música y la danza.
10. Casas, poblados y ciudades del antiguo Egipto.
En Egipto no se ha realizado una verdadera arqueología del fenómeno urbano hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX. Una de las razones de este es que los restos conservados de arqueología funeraria y religiosa eran tan espectaculares, que el estudio de las ciudades y los núcleos habitados quedó oscurecido y aplazado. ¿Quién quería excavar metros de capas de barro y adobe cuando había magníficos templos de piedra y tumbas espectaculares? Las ciudades egipcias no son comparables en absoluto a las mesopotámicas. Egipto fue un poderoso estado territorial donde la referencia principal era el faraón. Los egipcios se sentían súbditos del faraón, y su pertenencia a una ciudad u otra sólo se hizo relevante durante los periodos de inestabilidad política y de ausencia de un Estado fuerte. Analizaremos algunos casos que ilustran el tema en su amplitud cronológica: las ciudades de las pirámides, Akhetatón y Alejndría.
11. La piedad personal y la religiosidad popular.
En Egipto, aparte de los rituales de la religión oficial del Estado, que se acostumbraban a celebrar en los templos por parte del clero y el faraón, existía una religiosidad popular que se desarrollaba en el ámbito doméstico y local. Los fieles tenían prohibido el acceso al interior de los templos, excepto en algunas festividades, cuando podían entrar en el patio más exterior. En el poblado de los artesanos de Deir el-Medina se ha podido rastrear de qué manera se expresaba esa piedad personal: los altares domésticos a los dioses del pueblo (la serpiente Meretseguer, el enano Bes, la hipopótama Tauret), los bustos de los antepasados, las cartas a los ancestros, los oráculos, las estatuas curativas y la interpretación de sueños y horóscopos, entre los aspectos más importantes.
12. La condición femenina y el trabajo de las mujeres.
Las mujeres egipcias eran jurídicamente iguales a los hombres: podían disponer de su dote, comprar y vender propiedades y hacer testamento. Aparte de los trabajos domésticos, de los que se ocupaba en exclusiva, tenemos varios ejemplos de mujeres que van al mercado y practican el intercambio con los productos que ellas mismas realizaban en casa. Se conocen algunos casos de escribas femeninas, pero siempre ligadas al ámbito privado, también había doctoras (probablemente dedicadas a las enfermedades femeninas), nodrizas, matronas, e incluso sabemos de la existencia de una mujer visir y jueza. Son casos aislados, probablemente hubo más, pero no era la norma. Sí encontramos muchas mujeres ligadas a los templos como personal sacerdotal, sobre todo del culto a Hathor. Muchas de ellas eran instrumentistas, y se ocupaban de los rituales que incluían música, danza y canto.
13. Los tentáculos del Estado: visires, nomarcas, policías y soldados.
De la misma manera que el faraón necesitaba de una cohorte de sacerdotes que lo representara y oficiara en su nombre en todos los templos del país, también eran necesarios los funcionarios, los cuales ejecutaban las órdenes procedentes de las más altas instancias del Estado. El funcionario más poderoso, porque era la mano derecha del faraón, era el visir. En las provincias, la representación del poder recaía en los nomarcas, o gobernadores, muchos de ellos pertenecientes a la nobleza local y que, en algunas ocasiones, llegaron a desafiar el poder del mismo faraón. Los soldados cultivaban tierras que les daba el Estado, a cambio de estar siempre disponibles cuando fueran necesarios. En cuanto a los policías, patrullaban las ciudades, pero también las fronteras, salvaguardando el orden.
14. Los papiros nos hablan: el ejemplo de los papiros de Oxirrinco.
A finales del siglo XIX se realizó un descubrimiento espectacular en un vertedero cerca de Oxirrinco, una importante ciudad del Egipto medio: miles y miles de papiros, del siglo I hasta el VI d.C., escritos en griego y latín, cuyo estudio constituye (pues aún está en curso) una ventana abierta a la vida cotidiana de la antigüedad: invitaciones a fiestas, cartas privadas, muchas de ellas escritas por mujeres, contratos, documentos administrativos, recibos de impuestos acuerdos entre particulares, conjuros mágicos, pero también la poesía de Safo y Píndaro, textos científicos de Euclides y obras de Aristóteles, entre muchos otros temas. A través de ellos conoceremos una de las etapas más interesantes de la larga historia del País del Nilo: el Egipto grecorromano y cristiano.
15. Visita al Museu Egipci de Barcelona
Como colofón a todo lo aprendido, se realizará una visita comentada por una de las profesoras al Museu Egipci de Barcelona, donde se enseñarán una selección de piezas especialmente relevantes para el contenido tratado en las lecciones.
